Con el permiso de © K. Eggenstein: 'El Profeta Lorber anuncia las catástrofes venideras y la autentica cristiandad

Kurt Eggenstein

El hijo pródigo. El origen pre-existencial del hombre de los primeros espíritus caídos.


   "Dentro de la Sagrada Historia no hay capitulo ni versículo de mayor grandeza que la parábola del hijo pródigo. Tampoco hay ninguna cita bíblica más difícil de comprender." (Hi 1, 306).
    "El nombre de Lucifer contiene todo el eterno compendio de lo que significa el hijo perdido, incomprensible para vosotros. Imaginad que casi toda la humanidad no es otra cosa que parte de este único "hijo perdido", sobre todo los hombres que son la descendencia de la desventurada línea de Adán. Este "hijo perdido" se llevó toda la fortuna destinada para él y la malgastó en aquellos espacios de tiempo inimaginablemente remoto para vosotros." (Hi I, pág. 307).
    "Pero también se denomina "hijo perdido" a cada hombre por si sólo." (Hi 1, 315). "Por otro lado, esta expresión embarca globalmente todo el cosmos con sus millones de millones de galaxias cada una con sus cincuenta a cien millones de soles. Según las manifestaciones de la Nueva Revelación el universo visto "desde afuera" representa "la persona humana perfecta" y "solamente es visible en toda su realidad para Mis ojos"." (Hi I, 312).
    "La divinidad misma, al ser formada con todos los componentes del ser de Lucifer, de su esencia especifica, el cuerpo cósmico, envolvió este infinito ser espiritual con las ataduras más fuertes de la materia dentro de lo más profundo de la existencia." (EM pág. 159).
    "Este hombre cósmico, tal como se presenta, no es ni más ni menos "el hijo perdido" que vuelve a casa, renaciendo dentro de cada hombre. Pero no penséis acaso, que Lucifer caído vuelve a Mi como una entidad. Si esto fuera posible, nunca habría tenido lugar la creación material: en cada ser humano que vive según Mi palabra y renace por la palabra y la salvación, se encuentra "el hijo perdido" (quiere decir una parte esencial de él) que está en camino hacia la casa paterna." (Hi 1, pág. 314).
    "Obviamente toda la materia del universo es obra de Dios, conteniendo esencia divina, pero al mismo tiempo contiene la mentira, el engaño y la tentación, los cuales originan el odio, la avaricia, la codicia, la soberbia y todos los demás vicios sin número ni medida.* La falsedad, la mentira y el engaño, considerados espiritualmente son la representación de Satanás y todos los vicios que van surgiendo son lo que llamamos 'el diablo'." (Gr V 94, 2-3).    "Para cumplirse el plan de Dios, es decir, llevar a la casa paterna todos los seres espirituales que se han apartado, habrán de pasar periodos inimaginablemente largos. Pero el tiempo llegará, "cuando no haya más sol material, ni tierra girando dentro del espacio infinito, sino que por todas partes sólo habrá la magnifica nueva creación espiritual con seres libres y santos que llenarán estos espacios y Yo seré el Dios y Padre de todos estos seres en la eternidad. Y esta condición beatífica no tendrá fin. Habrá un solo rebaño, un solo redil y un solo pastor". Cuando todo esto ocurra, no puede expresarse en números la inmensidad del tiempo. Aunque te comunicara su tiempo, tú no llegarías a captarlo." (Gr II 63, 3?4).
    En la Nueva Revelación se interpreta por lo tanto la creación material como el campo de salvación del amor divino y de la misericordia. Para la salvación de los espíritus caídos se ha creado el universo.
    Las centellas luciféricas de vida, que según el sabio plan de Dios se van liberando gradualmente, es decir, de forma evolutiva a través del mundo mineral, vegetal y animal, serán elevadas hasta su meta final, el hombre.
    "La ingente cantidad de espíritus que cayeron conjuntamente con Lucifer, y en consecuencia están atados a la materia, siendo ellos mismos portadores de materia, se clasifican según los diferentes estados existentes dentro de la misma, siempre según su contenido espiritual." (Pr 137). "Vosotros procedéis del espíritu y al espíritu volveréis." (Pr 121). "Es la gran meta de Dios de llevar a todos los hombres -sea cual sea el cuerpo celeste que habiten- al camino de la salvación, para su renacimiento espiritual y la vuelta hacia el Padre. Según la Nueva Revelación, la tierra y sus habitantes juegan un papel preferente en este cometido. El camino es inimaginablemente largo y doloroso para muchos. Entre las innumerables criaturas diferentes que existen, el hombre es el ser más perfecto, la cúspide del amor divino y de su sabiduría, predestinado a llegar a ser igual a Dios." (Gr VII 141, 6). Por esto dijo Jesús a los judíos: "No sabéis, que sois dioses..." (potencialmente, el autor). "Ahora", dice la Nueva Revelación, "sois solamente como embriones en el vientre materno." (Gr III 180, 8). Cuando todo habrá llegado a su meta final, a Dios, podemos entender el sentido del salmo 8, que ahora nos es velado: "Hiciste al hombre un poco inferior a los dioses, de gloria y de honor lo coronaste". Si llegamos a absorber en toda su plenitud la alta espiritualidad de la Nueva Revelación, comprendemos también el significado de las palabras de Meister Eckehart, un místico de la Edad Medía (siglo XIV): "La esencia y la vida de todas las criaturas no es otra cosa que una invocación de Dios y un peregrinar hacia Él, de quien todo tomó su origen".
    El cuadro del desarrollo escalonado de la vida, tal como lo describe ampliamente la Nueva Revelación, lo encontramos también en los escritos del místico Jakob Böhme, que igualmente desconocía la teoría de la evolución. En el siglo III de la Era Cristiana, el mayor estudioso de la Biblia, Orígenes, mantenía la teoría de la apocatástasis (=retorno de cualquier cosa a su primitivo punto de partida.), o sea del retorno de todas las cosas. Según esta teoría, el alma deja su lugar de purificación y los castigos no duran eternamente. "Se llega a la perfección" escribe Orígenes "cuando todas las almas hayan encontrado su salvación, transformándose en ángeles Toda criatura vuelve finalmente a Dios. La idea de una salvación universal es la revelación de Dios todo misericordioso. En su escrito "contra Celsus 92-97" Orígenes iguala a Adán con la entidad primaria de la naturaleza humana, que se precipitó enteramente desde el cielo. Orígenes se refiere a lo dicho por el profeta Josué: "Mucho ha peregrinado mi alma" (libro de Josué) y luego prosigue: "Compréndalo, si puedes, cuales son estas peregrinaciones del alma con suspiros y lamentos, pero mientras peregrina no tiene ni la comprensión ni visión de las cosas, que no recobra hasta llegar a la casa paterna, su lugar de descanso, su paraíso; allí comprenderá claramente el sentido de la larga peregrinación". Hans Urs von Balthasar, el conocido teólogo católico escribe: "Sin preaviso irrumpen en el entendimiento como los relámpagos, pero estas visiones se cuentan entre las más preciadas pero también las más olvidadas de la historia del ideario cristiano". "Pero cuando se desintegró el recipiente en miles de pedazos y el nombre del maestro (Orígenes) fue apedreado y sepultado, subió una nube olorosa del Santo Olio y llenó toda la casa "
    En el escrito de santa Hildegard de Bingen Scivias (Conozca los caminos) vuelve a traslucir la teoría de la apocatástasis: "Escuché una voz que me dijo: Cantos de alabanzas merece el creador sublime, con voz incansable del corazón y de la lengua, ya que con su gracia no solamente lleva a su trono en el cielo a los firmes y erguidos, sino también a los caídos y doblegados". (3 libro, Visión 13).
    La doctrina de que los hombres sean espíritus caídos, que por el amor de Dios están en una larguísima peregrinación a través del reino mineral, vegetal y animal, para finalmente volver como el "hijo perdido" a la casa paterna, no se encuentra solamente en la época de los primeros cristianos y en la mística cristiana, sino también en la mística de otras religiones, entre ellos en el parsismo, que tampoco conoce el infierno eterno; igualmente está en la mística islámica, el llamado sufismo. La expresión más bella de esta doctrina se encuentra en los siguientes versículos del famoso místico persa Deschelal ed Din Rûmi (1207-1273):

   Eminentes pensadores como el científico Edgar Dacqué o Leopold Ziegler han interpretado a base de las ciencias naturales tales manifestaciones, sin conocer los escritos de Lorber. Así escribe Dacqué: "La forma originaria del hombre ya estaba presente en el reino orgánico de modo metafísico, o sea "deseado por Dios", cuando en tiempos remotos aparecieron las primeras criaturas de orden inferior. El hombre, que como criatura completa no apareció hasta el último período glacial, ya existía dentro de estos seres desde incontables millones de años".
    Leopold Ziegler también ve el secreto del hombre en su contexto más profundo: "La historia y la historicidad son las esferas propias del hombre, pero ésta se desarrolla sobre la base natural de muchos escalones de vida, todos ellos íntimamente conectados".
    La evolución de la vida como nos lo presenta la Nueva Revelación, es un camino inimaginablemente largo dentro de la cosmogonía y la antropogenia, donde se realizará el plan de Dios para la salvación de los espíritus caídos. La insondable profundidad del acto de salvación que está en relación con las palabras del Evangelio de san Juan: "Y Yo, cuando fuere levantado de la tierra, atraeré a Mi a todos". (San Juan 12, 32); para nosotros son incomprensibles estas palabras.
    Si se prosigue el plan de Dios de reconducir todos los espíritus caídos en el larguísimo camino hacia la Casa Paterna a un gozo inconcebible, se nos abre la visión a la grandiosa concepción de Dios, que es la verdadera esencia de Él: el amor.
    La doctrina de la creación de la Nueva Revelación transmite una espiritualización del mundo que nos permite reconocer un significado profundo, y hace resplandecer la gran luz misericordiosa de Dios dentro de la historia de la salvación.


* Nota: La concepción maniquea, según la cual la materia es mala, es en parte exacta.


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© Texto: Kurt Eggenstein; © Edición informática; © by Gerd Gutemann G. Gutemann